GALERÌA MACONDINA

GALERÌA MACONDINA
SERIES PAISAJES "Una visita con colores a mi barrio" IVAN REY - Producciones del Taller de Plàstica

"...Sueño mis pinturas y luego pinto un sueño..." Vincent Van Gogh

"...Sueño mis pinturas y luego pinto un sueño..." Vincent Van Gogh

10 de agosto de 2008

LOS ROBADORES EN IMAGENES





Fotos diario El Popular

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Una tarde diferente…

Las actividades culturales para niños no abundan…al menos aquellas que promueven algún pensamiento no comercial, una emoción que no desate el deseo de comprar o tener algo nuevo que se volverá rápidamente inútil o innecesario.
En este sentido, “Los Robadores” ofrece al público infantil y (a aquellos que acompañamos a los bajitos) un buen rato de ingenio, emociones, colores, texturas. Pero sobre todo, una invitación a poner en duda aquello que, por venir de los medios de comunicación, se convierte en verdadero. Este es el eje de la historia.
El modo en que se va desenvolviendo la trama a través de ingeniosos diálogos, el uso del espacio, la iluminación y el sonido, van envolviendo al público y colocando el tema en creciente intensidad.
Se destaca en el conjunto de elementos puestos en escena la inclusión de diferentes recursos escenográficos, títeres, vestuarios, maquillajes, que dan contundencia y definición a cada uno de los personajes.
El público disfrutó de cada momento de tensión, de cada humorada, dando signos de complicidad y acuerdo con que el miedo es el que paraliza la capacidad de pensar y hablar

Anónimo dijo...

El comentario anterior esta escrito por mi (usuaria poco experta) que deje sin firmar el mensaje! Analia Umpierrez

Anónimo dijo...

Los Robadores, una de
miedo para chicos y grandes

Los miedos, las mentiras, los medios, las mentiras de los medios. Las vecinas. Las chusmas. Las vecinas chusmas. La TV monstruosa y los monstruos de la TV. Verse reflejado espanta. Una obra infantil en apariencia, pero certera y feroz en su trasfondo.
Una detective insegura sin título. Una periodista que se intuye estrella dispuesta a todo. El cuco que no existe, pero que los hay, los hay. El vecindario que vive a través de los otros y disfruta del fracaso ajeno para no pensar en el propio.
Una araña que teje y desteje a su antojo, como la voz de la conciencia que nunca se calla. Todos somos o sufrimos a cada personaje. Todos tenemos un poco de chusmas, de miedosos y de inseguros. Todos nos creemos de vez en cuando lo que salió en la televisión. Y lo repetimos, lo deformamos, lo estiramos, lo compartimos, lo socializamos. La mentira se expande y, a medida que avanza, se vuelve más fuerte. Más sólida, más detallada. Todos, cuando nos aburrimos, miramos para ver qué hace el de al lado.
Los Robadores se ríen de tu vida. Y de la mía. Y de la de ellos. Y nos muestran lo que vemos todo el tiempo, aunque a veces no nos demos cuenta. De cómo mienten los medios, de cómo instalan sus mentiras como verdades. De cómo multiplican la vecina gorda de enfrente, y la otra, y la otra, y la otra. De cómo le tememos a los monstruos que no existen. Pero están en la TV. Y si están en la TV, son verdad.
Los Robadores invitan a espiar adentro del televisor y ver qué se esconde detrás. Desnudan a esas vecinas gordas y feas, más patéticas cuando huyen despavoridas.
Te sacan, aunque sea por un rato, el miedo a los monstruos.
Para los chicos, el colorido de los personajes, la escenografía original, el recurso técnico de la cámara transmitiendo en vivo. Para los grandes, el guión, la construcción de los personajes, los mensajes entre líneas.
El que fue esperando la típica obra infantil de vacaciones de invierno, con la fórmula de canciones pelotudas-chicas que bailan-juegos con la platea, perdió. Nada de eso. Los Robadores atrapan a los chicos por otro lado, los hace pensar, les pregunta, les muestra y los provoca.
Cuando vuelvas a tu casa, vas a poner Crónica y te va a parecer que todos los cronistas se quieren parecer a Azúcar Rubia. Y vas a mirar a tu vecina (la que siempre te mira a vos) y te va a dar mucha tristeza.

Pancho